Pumori, la hija del Everest
viernes, 15 de octubre de 2010
Pangboche - Campo Base "Cuarta entrega"
7:45 |
Publicado por
pumorisangabriel |
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La jornada inicia a las 8h00. El equipo se encuentra motivado, inquieto por lo que le depara. Nima indica que el desnivel a superar no es tan grande como en días anteriores, sólo 1.000 m para llegar a Lobuche, que se asienta a 4.800 msnm. La expectativa se mantiene.
El inicio de la jornada está saturado de caminantes que se dirigen a diferentes destinos, como los campamentos base del Ama Dablam, el Everest y el Khala Pattar. Por la lengua y el acento reconocemos a expedicionarios de diversas procedencias, británicos, españoles, italianos y otros que no logramos precisar. El equipo ecuatoriano, bien uniformado, es reconocido por extraños que lo alientan y le desean la mejor de las suertes.
– ¿Los ecuatorianos?
– Sí
– Suerte en el Pumori
–Gracias
Se ha pasado la voz y de alguna forma esto nos compromete y motiva.
El escenario no ha cambiado significativamente, salvo la envergadura de las moles de roca, hielo y nieve circundantes que aumenta conforme recorremos la quebrada que nace en Namche Bazaar. Los cerros que quedan atrás resultan lomitas cuando regresamos a verlos y los comparamos con los que vienen por delante. El Nuptse continúa en primer plano con el Ama Dablam custodiando sus dominios. El Everest, el Lohtse e incluso el Pumori se mantienen escondidos en segundo plano, próximos a develarse cuando hayamos ganado altura. Requerimos de mapas para empezar a familiarizarnos con los nombres. Mientras tanto, no dejamos de captarlo todo con nuestras cámaras.
Pemba guía al equipo seguido de cerca por Joshua, el ablanda guía; las instrucciones de Oswaldo para la hidratación se cumplen, aunque a regañadientes. –Jefe es jefe–.
Mientras caminamos nos alegramos de ver por fin nuestro objetivo, una hora después de iniciar la marcha. Nuestras cámaras captan las primeras imágenes de la colección. Seguimos el camino hasta Pheriche, donde nos llevamos una gran sorpresa: el sitio para comer es elegante, cómodo y acogedor, de no esperarse. Llegamos temprano, para variar. El almuerzo estaba programado para las 11h00, pero nos pasaron la comidita pasadas las 12h00, tiempo durante el cual, el sitio se convirtió en un lugar de esparcimiento. Algunos aprovecharon de una conexión de internet para enviar mensajes y los textos para alimentar el blog.
Mary se quedó en Pheriche ya que consideró que no era prudente ascender 1.000 m en un solo día, que requería una aclimatación más pausada. Con ella volveremos a encontranos en el campamento base del Pumori.
Una vez alimentados, reiniciamos la caminata hacia Lobuche. El inicio se parece mucho a Playa Collanes; luego, a los arenales que suben desde Crespos Centrales hacia el glaciar, en el Antisana. El camino bordea el final del Glaciar del Khumbu con un ascenso de aproximadamente 300 m. En Tukla descansamos para hidratarnos y picotear. Mientras Edú investiga el sitio, se acerca un trovador alemán que carga su mochila y una guitarra. Sin ningún preámbulo, se instala con la guitarra junto a nosotros, la afina e inicia una sesión de guitarreada con: “ya no tengo un lugar…”. Varias canciones con acompañamiento castizo deleitan a propios y extraños. Al decir propios, me refiero a los nepalíes que sacan la cabeza de sus quehaceres, provocados por el alboroto. Al término del intermedio musical, retomamos la marcha por una morrena empinada hacia Lobuche. En el camino encontramos a una persona que espera, en una cámara hiperbárica, una evacuación de emergencia. Estamos a 4.800 msnm. No sabemos qué pasó.
Los super rápidos y rápidos tuvieron la oportunidad de verle al Pumori de cerca más de una vez: –¡Estamos aquí! Está a la vuelta de la esquina, no hay vuelta que darle, hemos de subir no más.
Nuestra reservación no había sido respetada y Pemba se encargó de ubicarnos en un Tea House, que cumpliría con su cometido: casa y comida. No todos tuvieron nuestra suerte. Muchas expediciones tuvieron que acampar. Al menos 50 tiendas estaban montadas o próximas a ser erguidas. Todo los expedicionarios llegamos sin problemas y con buen ánimo. Cenamos, acordamos el desayunos para las 8h00 y fuimos a dormir. Durante el desayuno los primeros síntomas de falta de sueño y mal de altura aparecieron en algunos. Finalizado el desayuno, iniciamos la caminata hacia el campamento base.
Este tramo tiene una apariencia más montañera. La expectativa se incrementa, pues ¡por fin!, fijaremos el campamento base del Pumori, en las faldas de la montaña, para la cual nos preparamos durante mucho tiempo. Con mucha ilusión, vemos cómo nuestros pasos nos acercan; de alguna manera, son nuestra cuenta regresiva para entrar en oficio.
El Khumbu, a nuestra derecha; las subidas y bajadas son la tónica; el terreno morrena y tierra, con un sol abrazador. Para variar, el equipo camina a un ritmo más rápido que el de los otros. Una sola cola de peregrinos, entre alemanes, japoneses, americanos, británicos caminan a un ritmo de fin de marcha forzada, con la lengua de corbata y en cuatro patas. Un número similar de personas desciende.
En Gorak Shep nos hidratamos en un tea house, punto de partida a Khala Patar, la vitrina del campamento base del Everest y del magnífico Glaciar del Khumbu. La hidratación concluye y continuamos hacia el campamento. En el camino encontramos un letrero paupérrimo que indica: campamento base del Everest. Pero nosotros seguimos hacia el del Pumori que, en esta ocasión, tiene más importancia.
El campamento ya está instalado: carpa comedor, carpa cocina y varias plataformas para que instalemos nuestras tiendas. Se acabó la comodidad de una cama, ahora inicia la comodidad de la carpa. Sin embargo, Oswaldo nos ha proporcionado un trato de lujo para concentrarnos en nuestra escalada; con todos los bríos atacaremos de la forma más eficiente y segura esta montaña que nos ha recibido con todo su esplendor, su forma, de alguna manera, hasta amenazadora que, sin embargo, nos hipnotiza.
Oswaldo nos indica que tendremos un jefe de cocina y campamento, el caballero nepalí Baburam Freire Sherpa. Jeje. El ánimo y la sonrisa de hornado nepalíes.
En la mañana nos visita un sherpa que humildemente baja del South Col, a ¡8.000 m!
P.A.
¡Qué dura es la vida del expedicionario!
Ahora comprendo. El reto va por otro lado. No se trata de morirse del frio y de pasar la noche contando las piedras que se te clavan en la espalda. Atrás quedaron los días de aprender astrología para encontrar la cruz del sur. Ya no es necesario cargar un fideo rapidito y sopas de sobre para que, al volver a casa, las madres o esposas se escandalicen por los 5 kilos menos que tiene el osado, extremo, sufrido expedicionario. ¿Velas, candiles, antorchas, luces de bengala? Que vaf…
En nuestro campamento hay una carpa que sirve de comedor con calefactor, luces y planta de energía solar; una larga y cómoda mesa para los expedicionarios, con todos los aliños y golosinas que se nos puedan ocurrir, desde mantequilla para las tostadas, hasta chocolate Cadbury para poder conciliar mejor el sueño en la altura. Al atardecer se preparan toallas húmedas calientitas para estar aceptablemente limpios a la hora de la cena. El menú incluye de todo, sopa, ensalada, sardinas, papas, espagueti, salami, verduras y postres. Nada mal.
La carpa que está en la mitad sirve de cocina y es donde se preparan los alimentos y están los sherpas. Lo cual es muy bueno porque cantan a toda hora y son extremadamente atentos, alegres y serviciales. Gracias a ellos tenemos comida deliciosa y caliente a tiempo, un tarro con agua caliente para lavarnos las manos y la cara; agua tibia para lavar la ropa; y agua caliente para bañarnos en la carpa-ducha.
Imaginen un lugar en donde una volqueta acaba de dejar su carga. Pues esa es más o menos la composición del suelo en donde está el campo base. Es un espacio lleno de piedras pequeñas, grandes e inmensas, sobre las cuales debemos hacer equilibrio para ir a comer o para ir al baño. Por suerte, antes de que llegáramos, los sherpas limpiaron unos espacios donde pusimos las carpas; además, tenemos colchones. Otra vez, nada mal.
Así que con tanta comodidad, da un poco de vergüenza no hacer nada. Hoy, a pesar de que era día destinado al descanso, el grupo se preparó para subir y armar dos carpas en el campamento avanzado. Llevaron cuerdas y regresaron en tiempo ecuatoriano. Que equivale aproximadamente a tres cuartos del tiempo nepalí. Esa es la parte dura de la vida del expedicionario, al menos en el caso de la expedición del Pumori; es decir, la de enfrentarse a uno mismo, al clima, a la montaña.
Una triste noticia.
Al llegar al campamento base una de las integrantes de la expedición sintió la altura. No durmió bien y le dolía la cabeza. Diagnóstico: mal de altura. Entre todos se tomó la decisión de que lo mejor era retroceder lo antes posible hasta uno de los pueblos que está en el camino, pues eso incidiría para que se recupere rápidamente. Por eso, la Lore bajó con el Edu y Nima a Pheriche. Una vez estabilizada, regresará a Namche en donde se encontrará con la otra trekkinera para regresar a Kathmandú. Una vez más, los que se quedan tienen la responsabilidad de hacer las cosas bien, por los que están, por los que regresaron, por los que querían venir, por los que simplemente están pendientes de nosotros esperando por las buenas noticias. ¡A su salud!
PD: Acabamos de recibir noticias. Lorena está estabilizada y fuera de peligro.
K.F.
I arrived in basecamp today. I looked at Pumori and immediately got El Capitan syndrome: that is WAY bigger than the last time I was here. How did that happen? Seriously, the route looks difficult but pretty well protected and doable. I will rest tomorrow and acclimate some more, then go to ABC the next day. I miss my family. I have been showing pictures of my little girl to everybody and all the locals say she looks like a Tibetan. That’s a complement I think. The group is fun and full of energy. It is sad to lose lorena, but I am glad she is feeling better in Pheriche tonight. Basecamp is beautiful, but I hope not to spend too much time here. Love you Simon and Bailey and hello to everybody at home.
M.R.
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El Grupo Ascensionismo del Colegio San Gabriel lleva 65 años de continua actividad montañera y como grupo a organizado expediciones a Los Alpes, Aconcagua, Mackinley en Alaska, Cordillera Blanca del Perú y Cordilleras de Bolivia y ahora nuestros objetivos nos llevan a la Cordillera del Himalaya en Nepal.
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4 comentarios:
Cuantos kilómetros nos separan y sin embargo estamos tan cerca..
Estamos siempre pendientes de sus avances y de todos ustedes...
Un enorme abrazo para todos.
Uno especial para el Santiago (pielcita), acá sus amigos y pacientes estamos haciendo fuerza para que regrese de buen genio... ja.. ja..
Vayan con Dios..
Hi Mare
Just trying to figure out this blog thing
Hi Mare
Thanks for writing on the blog. We were wondering how you wre doing and thinking about you a lot. The route looks really good and wish you success on it.
Bailey and I went climbing in Southern Utah for the weekend. She is going to visit the cousins next weekend.
Good luck to you and the team.
Love Simon and Bailey.
Hola Ecuatorianos en tierras nepalies, un gusto tener buenas noticias de todos, no se esperaba menos de un grupo forjado en la amistad, el compañerismo, el sacrificio y por supuesto el humor, desde Checa un fuerte abrazo de los 3 Vinueza, que estuvimos comentando lo afortunados y arrechos que son.
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